Playas: La costa entre Cascais y Lisboa
Lisboa es una hermosa capital de la que venimos resaltando su historia, sus monumentos y la manera en que sus gentes van construyendo su forma de vida. Este latido, que constituye el ritmo de la ciudad y es el origen de cada uno de sus rincones, no se puede entender sin percibir la vocación marinera de sus barrios más tradicionales y sin ver en ella una tierra volcada al estuario y a un mar que lleva más allá de cualquier frontera. La llegada del verano hace aún más evidente la presencia del mar en los alrededores de Lisboa, ya que, además de para aquellos contagiados de esta tradición viajera o soñadora, las playas se convierten, en estos días de calor, en el lugar de recreo predilecto de los lisboetas y de muchos de sus visitantes.
En ese sentido, recorrer las playas no supone renunciar o decidirse por una alternativa a la cultura o la historia de Lisboa, sino ir al alma y al sentido de ese vivir a orillas del mar de la Paja y del océano Atlántico que nos acerca a las esencias propias de esta gran atalaya sobre el río Tajo.
En esta entrada del Blog de sieteLisboas nos centraremos en la costa que se extiende entre Belém y Cascais, pasando por diferentes localidades que están ligadas íntimamente a Lisboa. Se trata de una zona de gran belleza natural y arquitectónica en la que el paso de los siglos ha dejado fortalezas como testimonio de su importancia defensiva, ha recibido a monarcas y aristócratas desde el siglo XIX y se convirtió en el lugar de nacimiento del Turismo en Portugal con una gran oferta de ocio y unas playas extensas, limpias y con instalaciones modernas.
Para iniciar este recorrido, si van en coche desde Lisboa, proponemos tomar la autopista de Cascais (A-5) a la que accederemos a través de un túnel que viene señalizado en la Praça do Marquês de Pombal. También tienen la posibilidad de ir en transporte público: ya sea en autobuses interurbanos que conectan Lisboa con los diferentes pueblos o a través de la línea de tren que recorre toda la costa partiendo de Cais do Sodré.
Si han optan por ir en coche por la A-5 en dirección Cascais tendrán que pasar por un peaje (cuyo precio, en junio de 2014, es de 1,35 euros) tras el que verán la opción de seguir hacia Malveira y llegar al Cabo da Roca: un colosal acantilado coronado por un faro, dicen que es el punto más occidental de la Europa continental y Luís Vaz de Camões lo describió como el lugar “onde a terra acaba e o mar começa”.
Pero con el objetivo de centrarnos más en la visita a las playas, nos desviaremos previamente tomando la salida hacia Areia para dirigirnos a la Praia de Guincho, donde enseguida nos daremos cuenta, por la bravura del mar y sus fuertes vientos, que se trata de un paraíso para el surf, kite-surf y windsurf, y, como en muchos otros lugares a lo largo de esta costa, encontraremos escuela para iniciarnos en estos deportes. Será difícil no quedar prendidos de la belleza natural de esta playa, que podremos admirar desde su margen sur en la que hay un par de hoteles con bar o restaurantes con vistas a la misma.
Aquellos que no tengan coche y quieran visitar la zona, pueden hacerlo subiendo en el autobús 415 que hace el recorrido Cascais – Guincho, o en bicicleta por el carril que une ambos puntos. También tienen la opción de pasar unos días de tranquilidad en el camping que se ubica en un pinar cercano a la playa en el que podrán disfrutar de gran variedad de servicios e instalarse en tiendas de campaña, caravanas, autocaravanas o en diferentes tipos de alojamientos prefabricados. También tienen la posibilidad de pagar un bono de piscina aunque no estén alojados.
Seguiremos la travesía por la costa en dirección a Cascais, encontrando a continuación la Praia da Crismina y de camino otras opciones de alojamiento y ocio, como restaurantes o campos de golf (como el espectacular Oitavos Dunes, seleccionado entre los 100 mejores del mundo). Antes de llegar a Cascais veremos el desvío que nos permitirá visitar el faro y Museu de Santa Marta, la playa del mismo nombre y también la Boca do Inferno: una cueva natural en la que el romper de las olas provoca imágenes y sonidos únicos. Un poco más adelante se encuentra el Centro Cultural de Cascais ubicado en la Casa Cor-de-Rosa, antiguo Convento de Nossa Senhora da Piedade.
Entraremos en el centro de la villa de Cascais a través de un puentecito bajo el que pasan las olas en la pleamar para romper en la base de la Torre de São Sebastião: una espléndida muestra de la arquitectura romántica de principios del siglo XX que, desde 1931, alberga el Museu Condes de Castro Guimarães. Tras pasar el puente veremos inmediatamente a nuestra derecha la ciudadela, al otro lado de la cual se encuentra el puerto deportivo Marina de Cascais (en esta zona tienen lugar eventos náuticos tanto nacionales como internacionales). Si continuamos a la izquierda, hacia el interior, llegaremos a la Casa das Historias – Museu Paulo Rego por la que el arquitecto Eduardo Souto recibió el premio Pritzker, siempre tiene un atractivo programa cultural.
Seguiremos hacia el mar por la Avenida D. Carlos I para llegar a la bahía de Cascais y descender hasta la Praia dos Pescadores. Desde el corazón de la villa podremos apreciar su arquitectura señorial y pasear por sus calles peatonales llenas de comercios y de vida. Siguiendo la línea de costa pasaremos por algunas calas hasta llegar a la Praia da Conceição junto al Palácio dos Duques de Palmela.
Continuaremos por la vía marginal, paralelamente a la cual zigzaguea un precioso paseo marítimo y se extienden las vías del tren. Pasando la Praia da Duquesa, la siguiente es la Praia das Moitas, que marca el límite entre el término municipal de Cascais y el de Estoril. Al llegar a la villa de Estoril es inevitable ver el Casino, el mayor de Europa. Con la fama de sus juegos y espectáculos, ha internacionalizado el nombre de esta localidad junto con el Circuito para competiciones de motor (para los españoles también es famosa porque fue lugar de residencia de los monarcas en el exilio). En frente del Casino encontramos la Praia do Tamariz, fácilmente identificable por el castillo que hay sobre la misma arena.
Atravesando la villa continuamos nuestro paseo por la costa que sigue ofreciéndonos alojamientos, restaurantes, campos de golf y todo tipo de servicios mientras dejamos atrás la Praia da Poça y la Praia da Azarujinha en Sao João de Estoril. El paseo marítimo se hace aún más espectacular al llegar a São Pedro de Estoril donde transcurre por encima del acantilado y nos lleva al Centro de Interpretación Ambiental.
A continuación la Praia da Bafureira marcará el límite con el término municipal de Parede y le seguirán varias calas en las que hay un mayor predominio de zonas rocosas. Así llegaremos a la extraordinaria Praia de Carcavelos en la que encontraremos gran animación, instalaciones para fútbol-playa y voley-playa, escuela de surf y diferentes chiringuitos y restaurantes. La playa, de gran anchura, está presidida por el Forte de São Julião da Barra, que data del siglo XVI y fue un importante baluarte defensivo que era considerado el “Escudo do Reino”.
Siguiendo nuestro camino hacia Lisboa llegaremos a Oeiras, donde destaca la Praia de Santo Amaro y en cuyo núcleo urbano podemos encontrar una gran oferta recreativa entre la que llama la atención su fantástico puerto y la Piscina Oceánica.
Autor: Álvaro Alconada Romero
Fecha de publicación: 22 de junio de 2014
Datos de interés:
Desde el año 2000, a través del programa “Praia para todos”, se trabaja por que todas las playas de la región estén debidamente acondicionadas para que todo el mundo pueda acceder y bañarse con las medidas de seguridad necesarias. Hay jóvenes voluntarios que se dedican a la prevención, vigilancia y seguridad de las playas. Además, en las playas de Carcavelos, Conceição y Tamariz, está disponible una silla de ruedas acuática de 9:00 a 19:00 horas, gratuitamente (pueden informarse en el teléfono: 00351-214825000 o en: www.cm-cascais.pt ).