El Largo do Rato

Texto inédito escrito por Albert Farré para sieteLisboas. Farré es historiador y antropólogo, investigador asociado al CEI-IUL-ISCTE (Lisboa). Actualmente, está realizando un postdoctorado en el departamento de Antropología de la Universidad de Brasilia (PNPD-CAPES).

Imagen del 'Largo do Rato' tomada por Cristian Rodríguez, fotógrafo y director de Arte de sieteLisboas.

Imagen del ‘Largo do Rato’ tomada por Cristian Rodríguez, fotógrafo y director de Arte de sieteLisboas.

Vale la pena que el paseante se acostumbre a la engañosa denominación de largo, tan habitual en Lisboa. En los barrios antiguos lisboetas, con sus características calles empinadas y torcidas, un largo es un espacio ancho donde desembocan -o nacen- una serie de calles y callejuelas. Generalmente, se diferencia de una plaza por su forma irregular, un tanto improvisada.

Para el visitante ocasional en Lisboa un largo tiene mucho de encrucijada: es aquel lugar donde el turista se enfrenta al imperativo de tomar una decisión sobre hacia dónde quiere continuar la caminata. Con el agravante de que, frecuentemente, es también el lugar donde se constata que, por lo seseante de las calles, se ha perdido ya cualquier noción precisa sobre de dónde se viene. Equivocarse de rumbo forma parte de la aventura de perderse por Lisboa.

Actualmente el Largo de Rato es uno de los mayores y más transitados de Lisboa, y uno de los mejor comunicados por la red de transporte público. No siempre fue así, y por eso nos permite acercarnos a unos retazos de la historia de la capital de Portugal.

Imagen de la 'Igreja de Nossa Senhora da Conceição' tomada por Cristian Rodríguez, fotógrafo y director de Arte de sieteLisboas.

Imagen de la ‘Igreja de Nossa Senhora da Conceição’ tomada por Cristian Rodríguez, fotógrafo y director de Arte de sieteLisboas.

El lugar debe su nombre a un convento de monjas trinitarias, establecido en 1722 en una zona de huertos y terrenos baldíos de la entonces periferia de Lisboa. A pesar del noble propósito de dedicarse a la devoción de Nuestra Señora de los Remedios, el vulgo pronto lo bautizó como el Convento de Rato, por ser este el mote de uno de sus padrinos principales, pues parece ser que tenía cara de rata (¡atención!: en portugés las ratas se llaman ratos, no se vayan a confundir…).

En 1736 ya aparecen mencionadas las casas novas do Rato, refiriéndose a un tabernero, un zapatero y un barbero que se instalaron en los alrededores del convento, sin duda atraídos por los trabajadores ocupados en la construcción del acueducto de las Águas Livres. El Chafariz de Rato(fuente) fue levantado en 1744, y es uno de los elementos más antiguos que ha perdurado hasta hoy, aunque el que actualmente existe sea una reconstrucción moderna, tras los desperfectos ocasionados por la represión de un motín en 1927, poco después del golpe militar de 1926.

Si a mediados del siglo XVIII la zona de Rato ya va tomando las peculiares características de un cruce de caminos, el terremoto de Lisboa es el que acaba incluyendo definitivamente el futuro Largo de Rato en la zona urbana de Lisboa. Muchos de los afectados por el terremoto de 1755 en Chiado y em el Barrio Alto se vieron obligados a refugiarse en aquel descampado al pie del convento. En 1757, 5.249 personas todavía  habitaban allí en barracas, y el Marqués de Pombal tomó las disposiciones necesarias  para que la zona fuera planificada urbanísticamente,  promoviendo en el interín la instalación de industrias: la Real Fábrica das Sedas, la Real Fábrica da Louça (loza).

Imagen de la sede del Partido Socialista tomada por Cristian Rodríguez, fotógrafo y director de Arte de sieteLisboas.

Imagen de la sede del Partido Socialista tomada por Cristian Rodríguez, fotógrafo y director de Arte de sieteLisboas.

Mientras el siglo XIX iba tomando velocidad entre el romanticismo, la técnica y las revoluciones sociales, Lisboa vio como el convento de las trinitarias se extinguió por completo en 1874 con la muerte de la última monja. El lento declinar del convento fue en simultáneo al efervescente auge y posterior caída del Palácio dos Marqueses de Viana. El palacio fue sede de los bailes más elegantes y depravados de la Lisboa decimonónica hasta que, llevando su reputación hasta las últimas consecuencias,  los marqueses se arruinaron, y el palacio fue vendido en subasta pública en 1876. Tan sólo dos años después que la última de las monjas se retirase del mundanal ruido, la joie de vivre aristocrática también bajaba la persiana. Hoy el palacio alberga la sede del Partido Socialista.

En 1910 la recién proclamada República cambió el nombre por el de Praça do Brasil, en un intento de dar relumbrón a una parte de la ciudad con cierto señorío. Sin embargo, el apelativo popular demostró estar mucho más enraizado y, en 1949, António de Oliveira de Salazar, siempre atento al sentir del Portugal rural, reinstauró el nombre de Rato.

Datos de interés:

Este texto ha sido basado, en parte, en el documento O Largo do Rato de Néstor de Sousa, escrito en portugués. Para acceder al mismo, pinchar aquí.

FacebookTwitterGoogle+Pinterest

Etiquetas: , , , ,

Publicar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *