Madim Monisi o la versión china de Martim Moniz

Texto inédito escrito en portugués por Irene Rodrigues, para sieteLisboas. Rodrigues es investigadora del Instituto Superior de Ciências Sociais e Políticas (ISCSP) de la Universidad de Lisboa.

Praça de Martim Moniz, al pie de la Mouraria, durante la celebración del Año Nuevo Chino, en 2014. Fotografía de sieteLisboas.

Praça de Martim Moniz, al pie de la Mouraria, durante la celebración del Año Nuevo Chino, en 2014. Fotografía de sieteLisboas.

Martim Moniz es el barrio que rodea la Mouraria en el centro de Lisboa y el área de la ciudad donde encontramos una mayor concentración de negocios y de población de origen chino, por lo que se trata de uno de los lugares ideales para observar el “encuentro” de la migración china con Europa. En Portugal no existen Chinatowns como en las grandes ciudades americanas y en algunas ciudades europeas. El área de Martim Moniz posee una fuerte tradición histórica de diversidad cultural, que se remonta a la instalación de poblaciones provenientes de las antiguas colonias portuguesas en África, durante la década de 1970. Sin embargo, su momento de mayor atractivo se dio a finales de la década de 1980, con la inauguración de los centros comerciales de la Mouraria y el Centro Comercial do Martim Moniz. Los chinos llegaron a comienzos de los años noventa junto a migrantes de otros países africanos, asiáticos y brasileños.

No obstante, la llegada de los primeros migrantes chinos a Portugal se remonta a las primeras décadas del siglo XX, época en la que eran vendedores ambulantes de las calles de Lisboa y de otras ciudades portuguesas. Se trataba de un flujo oriundo, sobre todo, de la región de Wenzhou (provincia de Zhejiang, sudeste de China) cuyo destino era Europa. Este movimiento fue retomado a finales de la década de 1970, con el fin del maoísmo. En Portugal, entre 1985 y 2011, según los datos del Servicio de Extranjeros y Fronteras de 2011, el número de chinos se incrementó desde 785 hasta 16.785. Sin embargo, las asociaciones de chinos estiman que las cifras reales superaron las 25.000 personas.

Praça de Martim Moniz durante la celebración del Año Nuevo Chino, en 2014. Fotografía de sieteLisboas.

Praça de Martim Moniz durante la celebración del Año Nuevo Chino, en 2014. Fotografía de sieteLisboas.

El primer restaurante chino en Lisboa sería abierto por un natural de Taiwán a finales de 1960, pero no fue hasta la década de 1980 cuando surgió un verdadero sector de restauración chino gestionado por chinos procedentes de Taiwán, de Macao y de la China continental. En el inicio de la década de 1990, los chinos también comenzaron a invertir en negocios de importación y exportación, principalmente en las tiendas y los almacenes de Martim Moniz. Y, en la segunda mitad de esta década, empezaron a invertir en tiendas de venta al por menor de utensilios y objetos de poco valor. Este circuito de mercancías anima el flujo diario de cosas y personas chinas en Martim Moniz, que registra un movimiento considerable de camiones, conductores, portadores y mercancías. La población china de Martim Moniz es muy fluctuante, muchas personas llegan a Martim Moniz para trabajar para un patrón chino durante algunos años y después de conseguir reunir algún dinero se mudan a otras partes del país para empezar un negocio propio. Mientras que, por otro lado, otras personas llegan a Martim Moniz para invertir el dinero que hicieron en otros lugares de Europa o de Portugal, debido a que Martim Moniz tiene la reputación de ser un sitio donde un chino puede volverse rico. Existen historias legendarias de éxito sobre los negocios de varios chinos que comenzaron en Martim Moniz.

Entre los chinos, Martim Moniz se conoce como Madim Monisi (el nombre de Martim Moniz en mandarín, según el parecido homófono). Una zona en la que, debido a la concentración creciente de chinos, se ha generado una demanda de servicios chinos. Uno de los sectores de servicios predominante es la alimentación, incluido el surgimiento de restaurantes donde se sirve comida y se ofrece takeaway, en los que en muchos casos se encuentran trabajadores del sector informal al servicio de una clientela china local. Algunos de estos restaurantes están situados en apartamentos antiguos y tienden a especializarse en una gastronomía regional china o hasta en un plato específico. Se trata de restaurantes y supermercados chinos que conviven con las tascas portuguesas, cafés, panaderías, tiendas de ultramarinos, minimercados, establecimientos de comida del sur de Asia, peluqueros africanos y almacenes de segunda mano.

Además de los servicios de comida china, también se encuentran servicios chinos de estética y masajes, de lavandería, agencias de viaje especializadas en viajar a China y peluquerías. Incluso, también es en Martim Moniz donde están las redacciones de los diarios chinos Puhuabao y Puxinbao. La Escola Chinesa de Lisboa (Escuela China de Lisboa) está situada allí cerca de la Avenida Almirante Reis, área donde también están instaladas las iglesias protestantes chinas. Aunque la mayor parte de los migrantes chinos -que creen en una religión- son budistas y frecuentan el templo Foguangshan, mantenido por la Budha’s Light International Association (BLIA) de Cabo Ruivo, cuya orden fue fundada en 1967 en Taiwan por el Venerable Maestro Xing Yun.

Pese a que la formación de un sector de población china en Martim Moniz pueda verse como una forma de “domesticar” el área, volviéndola más china, los migrantes chinos no la entienden como el lugar perfecto. En este barrio central de la ciudad de Lisboa, más envejecido y degradado, migrantes de diferentes orígenes y una población portuguesa de edad avanzada (oriunda de Lisboa y de otras partes de Portugal) hasta hace bien poco convivía con prostitutas, toxicómanos e indigentes. Pero además, como barrio antiguo, Martim Moniz crea una atmósfera nostálgica y decadente, opuesta a todo lo que es nuevo y moderno, que es lo que la mayoría de los migrantes chinos imaginaba encontrar en Europa. Martim Moniz es también un lugar de interconexión y comunicación, concentración y distribución de flujos globales de personas, cosas e ideas y, por eso, simboliza bien el nuevo ethos chino dentro de un mundo globalizado.

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