El Grande Panorama de Lisboa

Texto inédito escrito en portugués por João Pedro Monteiro, traducido y adaptado por sieteLisboas. Monteiro es conservador del Museu Nacional do Azulejo (MNAz), responsable del departamento de Investigación.

Fotografía del 'Grande Panorama de Lisboa, cedida por el Museu Nacional do Azulejo a sieteLisboas.

Fotografía del ‘Grande Panorama de Lisboa’, cedida por el Museu Nacional do Azulejo a sieteLisboas.

El Grande Panorama de Lisboa (La Gran Panorámica de Lisboa), atribuido por José Meco al pintor español Gabriel del Barco, es una de las piezas más relevantes de la colección del Museu Nacional do Azulejo (Museo Nacional del Azulejo), y se debe sobre todo al hecho de tratarse de un importantísimo documento iconográfico para conocer la capital portuguesa, antes del terremoto que la destruyó en 1755.

Proveniente del Palácio de los Condes de Tentúgal, de Lisboa, este panel ofrece una panorámica de la ciudad y de ahí su designación.

Se puede admirar en la sala del segundo piso del museo, en la que comparte protagonismo con paneles de producción moderna o contemporánea, cuya temática alude igualmente a Lisboa. Cabe destacar la réplica del panel que Paolo Ferreira (1911-1999) creó para el pabellón de Portugal de la Exposición Internacional de París de 1937, Lisbonne aux mille colours, así como las obras de algunos de los más destacados artistas portugueses contemporáneos, como son Querubim Lapa (n. 1925), Manuel Cargaleiro (n. 1927) y Cecília de Sousa (n. 1937).

Aunque se desconozca el modo de aplicación en el espacio para el que el Grande Panorama de Lisboa fue originalmente concebido, no es probable que éste se correspondiera con una unidad, como puede ser visto ahora, sino más bien que se tratara de un conjunto de paneles que estarían colocados en una sala, separados por puertas y ventanas.

En cuanto a objeto museográfico, forma un continuo de casi 23 metros, que le dan sentido como representación de la ciudad vista desde el río, que abarca unos 14 kilómetros: desde la zona oriental (en el extremo derecho), donde se encuentra el convento de la Madre de Deus, que hoy alberga el Museo Nacional del Azulejo, hasta la parte occidental, que se extiende hasta la zona de Algés.

Algunos de los principales edificios de Lisboa, bien civiles o bien religiosos, que sobrevivieron al terremoto, aparecen delante de nuestros ojos. Como es el caso del Castillo de São Jorge, del Monasterio de São Vicente de Fora, del Monasterio de los Jerónimos o de la Torre de Belém. El Palacio Real, destruido por el terremoto, destaca en la composición, en lo que podemos ver una escenificación simbólica del poder regio. No es casual que, durante la reconstrucción de la ciudad -llevada a cabo bajo la égida del ministro del rey D. José I, Sebastião José de Carvalho e Melo, Marqués de Pombal (1699-1782)- que coincide con el ascenso de la burguesía portuguesa, el Terreiro do Paço (Plaza del Palacio) diera lugar a la Praça do Comércio (Plaza del Comercio), relegando la residencia de los monarcas portugueses a un lugar periférico.

El Grande Panorama de Lisboa todavía es considerado como un precioso testimonio de lo cotidiano de la capital portuguesa de finales del siglo XVII, haciéndose patente la actividad del Mercado da Ribeira, con la Casa dos Bicos en segundo plano, la actividad de la construcción naval, de la pesca y el movimiento de las embarcaciones en el río Tajo.

Asimismo cabe resaltar también la representación del antiguo barrio do Mocambo, lugar donde trabajaban gran parte de los alfareros de Lisboa, como se puede ver por las chimeneas humeantes del panel. Nos encontramos, por tanto, frente a un caso único: la presencia en un panel de azulejos del propio lugar donde se fabricó.

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