Iglesia y Monasterio de São Vicente de Fora

Texto original escrito en portugués, cedido por el Centro Nacional de Cultura (CNC), traducido y adaptado por sieteLisboas.

Fotografía del 'Mosteiro de São Vicente de Fora' tomada desde el 'Miradouro das Portas do Sol' por Marta Tortaja, cedida a sieteLisboas.

Fotografía del ‘Mosteiro de São Vicente de Fora’ tomada por Marta Tortaja desde el ‘Miradouro das Portas do Sol’ y cedida a sieteLisboas.

Situada en un alto en la confluencia de los barrios de Graça y Alfama, y del Campo de Santa Clara, la Igreja de São Vicente de Fora se considera uno de los monumentos religosos más impresionantes de Lisboa.

La iglesia se encuentra cerca del lugar donde, en el año 1147, las tropas de D. Afonso Henriques acamparon durante la tentativa de conquista del burgo morisco. En este sitio se estableció un cementerio para cuya capilla D. Afonso Henriques ofreció una imagen de Nossa Senhora da Conceição (Nuestra Señora de la Concepción). Al conquistar la ciudad de Lisboa, el primer rey de Portugal prometió construir un templo si São Vicente le concedía la victoria, lo que acabó pasando. De hecho, San Vicente está profundamente enraizado en la historia de Lisboa. Según la leyenda, el cuerpo del santo mártir se encontraba en Sagres, en una capilla guardada por cuervos donde lo habían llevado los cristianos. Después de la toma de Lisboa, el rey, cumpliendo con su promesa, mandó buscar los restos mortales de San Vicente y los cuervos que guardaban los restos mortales no los abandonaron hasta que fueron depositados en el sepulcro, convirtiéndose San Vicente en el patrón de la ciudad y los cuervos en uno de sus símbolos.1

Imagen de la escultura de 'São Vicente' tomada por el fotógrafo Nuno Cardal y cedida a sieteLisboas.

Imagen de la escultura de ‘São Vicente’ tomada por el fotógrafo Nuno Cardal y cedida a sieteLisboas.

De la primitiva edificación afonsina únicamente se encuentran vestigios de la necrópolis medieval. Las fuentes hacen referencia a una iglesia fortificada, típica de las construcciones religiosas de la época, con las dependencias conventuales distribuidas alrededor de un claustro de medianas dimensiones.

Felipe II de España (D. Filipe I de Portugal) mandó reconstruir el edificio en 1582, según el proyecto de Filipe Terzi, pero no sería inaugurado hasta el 28 de agosto de 1629. Las obras continuaron durante todo el siglo XVII y hasta comienzos del XVIII. Posteriormente, el terremoto de 1755 hizo necesaria una restauración que no comenzó hasta 1895.

La fachada de la Igreja de São Vicente de Fora se yergue sobre una escalinata. Está compuesta por un cuerpo central y dos laterales con torreones, en dos pisos separados por cornisas. En el primer piso, tres arcos de medio punto se abren hacia el porche del cuerpo central. En ellos sobresalen tres esculturas ubicadas en nichos: San Vicente (a la izquierda), Santo Agostinho (San Agustín, en el centro) y São Sebastião (San Sebastián, a la derecha). El cuerpo central presenta tres ventanales encuadrados por pilastras adosadas, adornadas en su base y en su parte superior. En el espacio entre columnas de los cuerpos laterales, encontramos nichos decorados con las imágenes de Santo António (San Antonio) y de São Domingos de Gusmão (Santo Domingo de Guzmán) en la parte baja, y de São Norberto y São Bruno, en la parte superior.

La fachada de estilo manierista está decorada por pilastras lisas, frontones rectos y curvos, cornisamentos y balaustres. La alternancia de elementos decorativos y la imagen conferida por el desnivel de los nichos, le confieren un efecto barroco que contrasta fuertemente con el interior de la iglesia -de planta longitudinal con nave única y capillas comunicadas entre sí-.

El acceso al interior del templo se realiza a través del vestíbulo, el cual está adornado con pilastras y capiteles con decoración de flechas y palmas (los símbolos de San Sebastián y de San Vicente, respectivamente). A la izquierda hallamos un nicho con una representación de Santo Onofre (San Onofre).

En el interior predomina el mármol policromo, que le confiere un equilibrio distinto a la nave cubierta por bóveda de cañón. En el cuerpo de la iglesia se dibujan tres capillas laterales forradas de mármol rosa y molduras en forma de conchas. Los cultos en las capillas laterales se han visto alterados con el transcurso de la historia del templo. La capilla de Nossa Senhora do Pilar (Nuestra Señora del Pilar), situada en el lado de la epístola, se impone con altar de mármol con moldura y retablo de talla dorada. En el lado opuesto se sitúa otra capilla cerrada por una forja de finales del siglo XVII, es la conocida como la del Santíssimo Sacramento, imagen que ya no se encuentra ahí.

El crucero sobre el cual se asentaba el cimborrio, destruido en el terremoto de 1755 y que fue sustituido por una cúpula de madera, aparece destacado en el pavimento con dibujos geométricos de mármol policromo. En la parte de arriba del crucero, en el lado del evangelio, destaca la capilla dedicada a Nossa Senhora da Enfermaria (Nuestra Señora de la Enfermería), y en la parte del altar se encuentra una capilla reciente en honor al Santísimo Sacramento. En el lado opuesto hallamos la capilla del Coração de Jesus (Corazón de Jesús), de madera pintada, y la capilla de San Antonio. En esta última se hallan los huesos de la madre del santo y una lápida que señala el túmulo del caballero milagrero Enrique de Bona.

En el centro de la capilla mayor, sobre el altar barroco, sobresale un grandioso baldaquino, que forma parte de un conjunto de estatuas de la autoría de Joaquim Machado de Castro y que fueron encargadas por Joao V. Las imágenes de San Vicente, San Sebastián y de los ángeles sobre las puertas de acceso al coro son obra de Manuel Vieira. En el coro, situado por detrás del altar mayor, se pueden observar telas del siglo XVIII representando episodios de la vida de San Vicente, San Sebastián y de la Orden de San Agustín, cuya autoría se atribuye al padre Manuel José, así como la sillería de los canónigos. El órgano de San Vicente, del siglo XVIII, está encuadrado por una talla y se asienta sobre tres ángeles en la cabecera de la iglesia.

Cualquier referencia a la Iglesia de San Vicente es inconcebible sin el monasterio, cuyo conjunto constituye uno de los más impresionantes monumentos religiosos de Lisboa. La edificación conventual se organiza alrededor de dos claustros, a los cuales se accede por la puerta de un brazo del crucero. Los claustros están decorados por un conjunto de 81 paneles de azulejos de principios del siglo XVIII que representan fábulas de La Fontaine, paisajes, escenas pastorales, de caza, de la corte e imágenes marítimas. A través de los claustros tenemos acceso a las dependencias conventuales, compuestas por un conjunto de salas, cámaras, archivos, jardines, capillas, claustros, bibliotecas, archivos, terrazas y otras dependencias. Son de destacar los dinteles de madera de las escalinatas que conducen a la torre y a los antiguos Paços Patriarcais (Palacios Patriarcales).

La sacristía, construida a comienzos del siglo XVIII, se sitúa entre los dos claustros, es de cuño italianizante y está forrada de mármoles policromos. En este espacio destaca el busto de D. João V inscrito en un medallón y el panel con una composición alusiva a la Asunción de la Virgen, de la autoría de André Gonçalves.

1. Nota de sieteLisboas: São Vicente de Fora fue martirizado en Valencia (España), donde se le conoce por San Vicente Mártir y de cuya ciudad también es el patrón.

Datos de interés:

Dirección: Largo de São Vicente
1100-572 Lisboa

Cómo llegar:
Tranvía: 28E.

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