La Ciudad del Saber
Texto inédito escrito en portugués por Ana Mehnert Pascoal, para sieteLisboas, basado en su libro A Cidade do Saber. O Património Artístico integrado nos edifícios de Pardal Monteiro para a Cidade Universitária de Lisboa (1934-1961), Ed. Universidade de Lisboa. Mehnert Pascoal es investigadora del departamento de Historia y Cultura Material del Museu de História Natural e da Ciência (MUHNAC), de la Universidad de Lisboa.
La Cidade Universitária de Lisboa (Ciudad Universitaria de Lisboa) fue una de las obras públicas de gran envergadura patrocinadas por el Estado Novo en la “Capital del Imperio”. No obstante, aunque su construcción fuera impulsada durante este periodo, en el mandato del Ministro Duarte Pacheco (1899-1945), ya desde la creación de la Universidad de Lisboa en 1911, por la actuación de la I República, representaba una necesidad urgente, debido a que las recién creadas Facultades habían sido instaladas en edificios esparcidos por la ciudad, ya existentes e inadecuados para la enseñanza universitaria.
Las iniciativas desencadenadas entre 1911 y 1926, en las que se involucraron figuras destacadas como el vicerrector Carneiro Pacheco (1887-1957) y el arquitecto Carlos Ramos (1897-1969), se vieron frustradas por la inestabilidad política que definió el período y por las dificultades que esta institución universitaria encontró para imponerse en el país ante la secular Universidad de Coimbra. A mediados de los años 30, Porfírio Pardal Monteiro (1897-1957), uno de los arquitectos que trabajó de manera más fructífera en Lisboa, durante el régimen de António de Oliveira Salazar, fue escogido para diseñar los planos de tres de los edificios que se encontraban en las condiciones más precarias: Las Facultades de Derecho y de Letras y la Rectoría. A lo largo de aproximadamente dos décadas, el arquitecto proyectó estos edificios con la idea de que hicieran parte de un Campus Universitario, dotado de infraestructuras para la enseñanza y la investigación, pero también para el ocio y el deporte, como una cantina y un estadio universitario (que no serían trazados hasta mediados del siglo XX, ya al cargo de otros arquitectos). Los edificios de Pardal Monteiro tampoco se inauguraron hasta el periodo comprendido entre 1957 y 1961, debido principalmente a factores financieros y de falta de materiales y transportes, relacionados con la II Guerra Mundial, pero también al relativo interés de Salazar por esta obra. El final de la construcción fue supervisado por António Pardal Monteiro (1928-2012), sobrino del arquitecto.
La Ciudad Universitaria de Lisboa fue concebida en la línea de la política de Fomento de Equipamientos Públicos, buscando ser presentada como una “obra total” -un concepto muy apreciado por el régimen- que sería completada por un programa artístico que se adecuase al espíritu universitario. Este programa, para los tres edificios, fue realizado por una pléyade de artistas, cultivadores de expresiones plásticas variadas y sobre soportes privilegiados para las obras públicas, como los bajorrelieves, los tapices y las pinturas murales, entre otros. Predominan las intervenciones de cariz “oficial”, de artistas como Leopoldo de Almeida (1898-1975), António Duarte (1912-1998) e Lino António (1898-1974). Y junto al irreverente Almada Negreiros (1893-1970) encontramos, en la Reitoría, algunos artistas más jóvenes como Querubim Lapa (n.1925), Daciano da Costa (1930-2005) o Rogério Ribeiro (1930-2008). En términos iconográficos, los edificios fueron decorados con alusiones al saber y al conocimiento, tanto pormenorizados en disciplinas concretas como plasmados en representaciones cuyo fin era ensalzar la institución universitaria y la ciudad de Lisboa.
Los tres edificios de Pardal Monteiro, y el del Hospital Escolar (futuro Hospital de Santa Maria), constituyeron los primeros edificios construidos desde los cimientos en el lugar destinado a la futura Ciudad Universitaria de Lisboa. Su historia de morosidad a lo largo del siglo pasado llevó a que nunca se constituyese enteramente como Campus Universitario, es decir, un complejo con vida independiente pese a que se encuentre integrado en la ciudad.